Tierra tan
sólo. Tierra.
El pobre hijo
troyano
que piensa,
mientras ve las
nocturnas
velas sobre
el surco que
abandona,
estéril por
patriotas
corruptos
por deshonra:
“Tierra, tan
solo tierra.”
No merece
mirar
atrás,
sentir la pena.
Nada se te
ha olvidado,
certero
caminante,
que Troya
está vencida
y tú has de
fundar Roma:
haz del
valor tu espada
forjada con
sudor
y no olvides
el íntimo
curioso niño
azar.
Sus lágrimas
esbozan
“tierra tan
solo, tierra.”
ORÍGENES
Tierra tan sólo. Tierra.
No sé lo que murmuran por ahí,
tampoco les importa
el quién yo pueda ser
de dónde venga o cómo acabe todo:
mi historia no es más que la vuestra propia.
Todo empezó hace tiempo.
La original semilla germinó,
surgimos primitivos seres todos
hijos de no se sabe de qué madre,
del padre únicamente confusión.
Y el reloj avanza,
la sombra va llegando hasta su punto
álgido en el cual el hombre se presenta
como ser más importante de la tierra,
tierra, tan solo. Tierra.
No les preocupa andar en poluciones
toser los pesticidas, parir plásticos.
El mar tinta de negro nuestros labios
y sabe a puro crudo.
TIERRA Y
VIDA
Tierra tan sólo. Tierra.
“¡Ah de la vida!... ¿Nadie me responde?”
Así empieza el soneto de mi savia
¿tirar hacia adónde?
Busco la sustancia,
intento hacerme fuerte.
Tengo la existencia,
pienso en hacer arte,
vivo en mis poemas,
-en memoria tenerte-
ésa que es mi esencia,
quiero inmortalizarte.
Con la fuerza del aliento
en el firme pavimento,
de la tierra, marco.
Aunque solo vea un barrio,
el barro está en guerra.
Historias de la jornada
que echan por tierra
la propia grava y nada.
Manuel Fernández-Galiano