Me acuerdo de que al principio
el mordisco era un fracaso,
un fallo sin remedio,
una derrota sin paliativos
en la batalla de la inocencia.
Al comienzo del verano
en la edad de los primeros besos
se mascaba la tragedia.
Pero ha pasado el tiempo
y el mordisco es la verdad discreta,
las ganas contenidas,
los dientes en tu boca.
Y ahora ese mordisco es de oro,
con la edad de las edades
se ha vuelto más preciado
como diamantes entre dientes
o un sacrificio de sangre.
Es arriesgado y atractivo
mortal y trascendente
como una cena con Haníbal
o una cita con Drácula.
Morderte es una ducha fría en el infierno
y lo más cerca que he estado de besar a Lorca.
el mordisco era un fracaso,
un fallo sin remedio,
una derrota sin paliativos
en la batalla de la inocencia.
Al comienzo del verano
en la edad de los primeros besos
se mascaba la tragedia.
Pero ha pasado el tiempo
y el mordisco es la verdad discreta,
las ganas contenidas,
los dientes en tu boca.
Y ahora ese mordisco es de oro,
con la edad de las edades
se ha vuelto más preciado
como diamantes entre dientes
o un sacrificio de sangre.
Es arriesgado y atractivo
mortal y trascendente
como una cena con Haníbal
o una cita con Drácula.
Morderte es una ducha fría en el infierno
y lo más cerca que he estado de besar a Lorca.