Joven, profesor de Lengua y Literatura, lunático, escritor de poesía en los ratos vivos, poeta, bebedor de café, llámalo como quieras; bienvenidos a mi blog.
Declaro la guerra a tu mirada. Yo me refugio en las trincheras de mis pómulos; mis dientes son muralla; mis labios son soldados de batalla. Conquisto sin mediar palabra; sin tregua.
Me he vuelto más callado, solo hablo conmigo mismo: yo me doy razones, yo me insulto. No quiero que nadie se entrometa en mis asuntos. Ahora mismo, mi vida es un poema y pienso en versos. Trato de encontrar la rima; de marcar el ritmo; de cadencias no carece. Si decaigo delevanto. Paso desapercibido como un clásico.
Yo debo de ser un loco, sonrío cuerdo sin ningún porqué. Qué razón hay para no alegrarse, la vida no es tan triste. Vine, vi, sonreí. Sospechan de mi risa, no confían en mi persona. Solo se fían del severo; me toman por faquir. Yo veo la vida como una Roma ardida desde una loma. Y sonrío, sonrío contra la insoportable levedad del serio.