Ella se ocultaba, pese a su color rojo visible, entre la espesura de la gente, como la flor del jardín entre la hierba.
Están cerca, pero no se ven ni se conocen, sin embargo, respiran el mismo aire.
Aquél domingo postvelada soplaba el relente, se comenzaron a hacer más visibles. Empezó a cambiar su suerte.
Manuel Fdez-Galiano
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