sal y limón en la barra.
Tus perlas brillan,
deslumbra tu mirada.
Rozamos el cristal,
el frío líquido nos besa
transparente con sabor ardor,
recorre nuestras lenguas y gargantas,
este fuego fatuo
que le falta a un capullo como yo,
para la metamorfosis de las libélulas.
Sabemos
que lo nuestro dejará huella en el estómago.
Y nos besamos como un tequila,
al ritmo de una noche cualquiera,
como dos desconocidos
cómplices de su ceremonia.
El ácido no es del limón
y la sal mantiene nuestras miradas
congeladas
en el tiempo de un poema.
Manu Fer-Galiano
No hay comentarios:
Publicar un comentario