el tambor del segundero
en medio de unos ojos sin luz,
unas pestañas profundas.
El tiempo en el descuento,
los segundos, los minutos, las horas,
breve, leve el día de noche
y la noche de día.
Rumores en la mente insostenibles,
dientes apretados por bruxismo.
Cuadernos, folios, hojas de apuntes
bajo el polvo del abismo.
Un rumor constante,
los árboles con su follaje
sin un sol cálido y amable,
ahora crepúsculo, ya de noche.
Ya los sueños impertinentes de la razón.
Y otro día más y otra muerte menos.
Y siempre el mismo silencio,
y siempre el mismo ruido.
Manu Fer-Galiano
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