“Tú
eras el huracán y yo la alta
torre que
desafía su poder...”.
Bécquer,
Rimas
jardinero que te cuida.
Tú las espinas, yo las suaves
manos que te riegan.
Tú los colores fuertes
y olores embriagados,
yo el inocente encantado
que te busca entre las malas
hierbas del jardín del corazón.
Yo con sed y tú regada,
tú en el centro de todas las miradas,
yo en esquinas lúgubres, distantes.
Tú plantada y verde, yo arrancado
de la vida que me vive como esqueje.
Tú eres luz y el sol te nutre,
pálida estatua entre ruinas
y hiedras de desamor en el alto
balcón soy, el que te observa.
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