personas sin casas, sin nada.
Yo leo mi ley sin nombre,
escucho a mi persona nombrada,
hablo con la multitud de mi mente,
escribo sobre aquel que nada,
nada tiene y nada bajo el agua.
El río se llevó su mirada.
Viajo en el tiempo y sueño,
con un lugar sin espada,
poesía democrática;
prosa desesperada.
Manuel Fernández-Galiano
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